Te perdí por momentos, sabiendo que algún día nos volveríamos a ver, y permití que el recuerdo se desvaneciera, dando espacio al posible recuerdo futuro.
Te recuperé en mi pasado, donde aún saltabas, reías y también luchabas. Allí, entonces, siempre estarías.
Me buscaste ya muy tarde, y sufrí al ver que me olvidabas, pero, en mi último intento, te tomé de la mano y te guié hacia el principio, donde siempre fuimos uno mismo.
Nos miramos nuevamente y supimos que al final sería imposible separarnos. En regocijo, nos abrazamos y recorrimos el mundo una vez más.