Ustedes, que llegaron a vestir de canas, con los que curse mirada siendo consciente sin serlo realmente. Ustedes que vivieron vidas cercanas.
Tú, que te fuiste antes, me dejaste un consejo sincero el cual atesoro profundamente pues aún estando en tus últimos días, en tus últimos días pensaste en mi.
Tú, que permaneciste ahí y aun cuando poco recordabas me escuchaste y supiste el rebelde que hay en mi.
Ustedes, gracias a los cuales escribo el día de hoy, quiénes brillan en la distancia y sin embargo no hay distancia lejana en mis memorias, ¡abuelos!.